4. El Naturalismo
En las décadas finales del siglo XIX, el realismo evolucionó hacia el naturalismo, corriente artística impulsada por el autor francés Émile Zola. El Naturalismo aplica en literatura el método científico de las ciencias experimentales y defiende que la conducta de los personajes está determinada por la herencia genética y el ambiente social. El novelista imita el método científico: observación, documentación, comprobación de datos...
Características del Naturalismo: descripciones detalladas basadas en la psicología y la
medicina; preferencia por los aspectos sórdidos y desagradables; determinismo; recreación de ambientes míseros y degradados y de personajes con taras físicas o psíquicas.
El Naturalismo se introdujo en España hacia 1882, en medio de una fuerte polémica por parte de los sectores más conservadores. La escritora Emilia Pardo Bazán defendió en su libro La cuestión palpitante la técnica literaria naturalista, pero no sus bases teóricas ya que rechaza el determinismo.
Además de Emilia Pardo Bazán, con la publicación de sus obras La madre naturaleza y Los pazos de Ulloa, hubo otros escritores que utilizaron en sus novelas algunos recursos naturalistas, como el valenciano Vicente Blasco Ibáñez, representante de un regionalismo duro en el que habla de los conflictos sociales de la huerta y la ciudad. Destacan sus obras Cañas y barro y La barraca. También podemos encontrar rasgos naturalistas en La Regenta de Clarín y La desheredada de Galdós.
En las décadas finales del siglo XIX, el realismo evolucionó hacia el naturalismo, corriente artística impulsada por el autor francés Émile Zola. El Naturalismo aplica en literatura el método científico de las ciencias experimentales y defiende que la conducta de los personajes está determinada por la herencia genética y el ambiente social. El novelista imita el método científico: observación, documentación, comprobación de datos...
Características del Naturalismo: descripciones detalladas basadas en la psicología y la
medicina; preferencia por los aspectos sórdidos y desagradables; determinismo; recreación de ambientes míseros y degradados y de personajes con taras físicas o psíquicas.
El Naturalismo se introdujo en España hacia 1882, en medio de una fuerte polémica por parte de los sectores más conservadores. La escritora Emilia Pardo Bazán defendió en su libro La cuestión palpitante la técnica literaria naturalista, pero no sus bases teóricas ya que rechaza el determinismo.
Además de Emilia Pardo Bazán, con la publicación de sus obras La madre naturaleza y Los pazos de Ulloa, hubo otros escritores que utilizaron en sus novelas algunos recursos naturalistas, como el valenciano Vicente Blasco Ibáñez, representante de un regionalismo duro en el que habla de los conflictos sociales de la huerta y la ciudad. Destacan sus obras Cañas y barro y La barraca. También podemos encontrar rasgos naturalistas en La Regenta de Clarín y La desheredada de Galdós.
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