1. La sociedad del periodo romántico. La mentalidad romántica.
El romanticismo se desarrolló en el siglo XIX como culminación de las tendencias de oposición a los presupuestos racionalistas de la Ilustración: frente a la importancia concedida a la razón, se alzaron la emoción y el sentimiento; frente a la dimensión social, el individuo, y frente a las normas, la libertad de conducta y de creación.
Nació en Gran Bretaña y Alemania y pronto se difundió por Europa a través de Francia. Tuvo su reflejo en las artes (pintura, música, literatura...), pero no fue solo una corriente artística: representó una nueva actitud vital basada en el afán de libertad e individualidad.
Los rasgos de la mentalidad romántica son: el individualismo (arte y literatura como manifestación del yo); el irracionalismo (valoración de lo irracional: emociones, sueños, fantasías); la defensa de la libertad (el Romanticismo es el liberalismo en literatura); el idealismo (búsqueda de ideales inalcanzables); el nacionalismo (se valoran los rasgos de cada país y se recuperan historia y costumbres); el exotismo (rechazo de la sociedad moderna, evasión); y el espíritu rebelde y juvenil (inquietudes de la juventud, pasión...)
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