3. La poesía del Romanticismo.
La poesía lírica adquirió gran desarrollo en el Romanticismo por ser apta para la expresión de los sentimientos (el desengaño, la soledad, las ilusiones...). Hay dos clases de poesía romántica:
-Una poesía lírica (expresión de sentimientos): de estilo retórico y altisonante; la métrica se caracteriza por las innovaciones formales y la polimetría: cuartetos, redondillas, quintillas...; los temas se centran en el mundo de los sentimientos (la mujer ideal, el desengaño amoroso...); el paisaje refleja la tristeza del poeta (la noche, la luna...).
-En la poesía narrativa (relato de sucesos) destaca la narración de leyendas y de acontecimientos históricos. Pueden distinguirse dos grupos:
- Poemas extensos, de temas históricos, legendarios o fantásticos: El moro expósito, del duque de Rivas; Granada, de José Zorrilla; El estudiante de Salamanca, de Espronceda.
- Poemas breves, en su mayoría romances. Sobresalen los Romances históricos, del duque de Rivas, y las leyendas populares recreadas por Zorrilla.
José de Espronceda (1808-1842) es el poeta más importante del periodo. Entre sus obras destacamos dos tendencias:
-Poemas líricos: tratan asuntos como la defensa de los marginados, sus ideales políticos o la pérdida de la juventud. Su estilo poético gusta del verso rítmico y sonoro, de los contrastes y de la musicalidad.
-Poemas narrativos: El estudiante de Salamanca, ambientado en el siglo XVI y protagonizado por Félix de Montemar, personaje donjuanesco símbolo de la rebeldía romántica. Consta de 1.704 versos de gran variedad métrica (romances, octavillas, octavas reales, serventesios...). El estilo es efectista y grandilocuente, con imágenes truculentas y lleno de contrastes violentos.
El diablo mundo: presenta una mezcla de géneros (fragmentos líricos, narrativos, teatrales.). El tono oscila entre lo sublime y filosófico y lo grotesco y vulgar. El poema tiene una intención ideológica: demostrar que el hombre es bueno por naturaleza y que es la sociedad la que lo vuelve egoísta y malvado. El protagonista, Adán, irá descubriendo la maldad humana aleccionado por un viejo delincuente. Destaca el «Canto a Teresa», emocionada elegía dedicada a su amada.
La poesía posromántica.
En la segunda mitad del siglo llegó la influencia de la poesía alemana (Heine), con composiciones que imitan el ritmo y los recursos de la lírica popular. Surge así el posromanticismo, que cultivó una poesía intimista, basada en la expresión de emociones y sentimientos personales y en el reflejo de la naturaleza. Los máximos representantes de esta tendencia son:
Rosalía de Castro (1837-1885) que escribió en castellano En las orillas del Sar, enlace entre la poesía becqueriana y la modernista. Su estilo es sencillo y directo, pero con gran dominio de la técnica.
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), autor de Rimas, una colección de setenta y seis poemas en la que se distinguen cuatro apartados temáticos: la poesía y la inspiración poética (poemas I-VIII); el amor ilusionado (IX-XXIX); el fracaso amoroso y el desengaño (XXX-LI); la soledad y la muerte (LII-LXXVI).
El estilo es sencillo, pero de gran perfección formal. La poesía de Bécquer está influida por la poesía romántica alemana y por las canciones populares andaluzas. Su obra tuvo gran influencia posterior (Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, la generación del 27).
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